El barranco de Masca, un  laberinto de basalto, que nos lleva desde el pueblo de Masca hasta el mar; El  océano Atlántico. Unas de las rutas mas famosas de Tenerife y Canarias. Un clásico del senderismo, que hay que hacer alguna vez en la vida. Basalto, negro, azul, el murmullo del agua, el canto de los pájaros, que nos trasladan, al ser natural que fuimos, que somos. Una excursión de basáltica belleza. Bajaremos desde el caserío de Masca, uno de los pueblos de montaña, mas famosos de Canarias. Aislado durante, años hasta que llegó la carretera entre 1970 y 1980. Tuvo al último alcalde pedáneo de la República, y además se convirtió en refugio y paraíso de artistas y hippies. Ahora lucha por sobrevivir en su esencia al turismo de masas.

El sendero, que avanza entre gigantes paredes, hasta el mar. Fue antiguo camino de cabras, de gente que iba a intercambiar productos con los pescadores, pescado, por batatas y verduras. Camino de escape hacia Venezuela, donde te recogía un barco clandestino y te llevaba a una nueva vida, o como algunos me contaron camino de contrabando. En fin, historias de los viejos sobre el sendero del barranco de Masca.

Duración alrededor de 3 horas y 30 minutos. 5 km. y 750 metros de desnivel. Dificultad, de moderada, a alta. Aunque el sendero se habilió de manera significativa, haciéndolo el cabildo de Tenerife, mucho mas fácil, a lo que era hace 4 años. El sendero sigue siendo muy técnico; escalones de altura de diferentes profundidades y altura, firme irregular, con piedras pequeñas o arenillas, o mojado, zonas oscuras. Sigue y siendo un sendero que entraña su riesgo. Los primeros kilómetros hasta el canal, donde el barranco se estrecha, es de un gran desnivel. Luego ya se modera la bajada pero el barranco de Masca se convierte en un serpenteo continuo hasta el mar. Donde solo verás  paredes de basalto gigantes que te rodean por todos lados., Un laberinto espectacular, que no te dejará ver el mar, aunque lo sientes y lo intuyes por la alta humedad en el aire, que te irá mojando la piel. En alguna curva del barranco puede ser que te llegue el arrullo del mar, acompañada con el frescor de la brisa marina. Luego el barranco de Masca se vuelve a ensanchar, el camino sube hasta una antigua cueva guanche. Y desde allí verás el azul del Mar y sin ninguna duda ya casi has terminado, pero cuidado todavía quedan unos cientos de metros para llegar al embarcadero para coger el barco. Y disfrutar de la travesía bordeando los acantilados de los Gigantes.